Pero su genial idea consistió en crear un barrio residencial en el bosque, con un club campestre como epicentro.
Fue así que levantó el Cantegril Country Club, cuyos socios fundadores sólo fueron setenta y cuatro. El proyecto arquitectónico fue del arquitecto Rafael Lorente, quien supo combinar la piedra, la madera, el ladrillo y la teja para obtener un magnífico edificio, amplio y distinguido. Su inauguración se realizó el 2 de febrero de 1947, en una recordada velada nocturna a la que asistió el presidente de la República, Luis Batlle Berres. Se cuenta que, como las calles de la urbanización aún no estaban iluminadas, se colocaron seiscientos faroles a querosene para indicar el camino a los automovilistas.
El Cantegril Country Club se convirtió, desde el primer momento, en un gran centro cultural, social y deportivo. Contaba con modernas instalaciones, amplios jardines arbolados, pileta de natación de medidas olímpicas, cancha de pelota vasca (trinquete), canchas de básquetbol, voleibol y tenis. Dos de las canchas de tenis tenían tribunas para el público. A fin de promover ese deporte, Litman organizó torneos con conocidas figuras internacionales.
A corta distancia del Club, Litman habilitó una playa, llamada El Grillo, en la que construyó un parador con instalaciones para servicio de los bañistas.
En 1951, al celebrarse el Primer Festival Internacional de Cine de Punta del Este, se inauguró en el predio del Club una sala cinematográfica de seiscientas butacas, construida en ochenta escasos días, diseñada por los arquitectos Jorge De La María Prins y José M. Olivera.
Ese mismo año se inauguró también un local bailable, la boite Noa-Noa.
El Cantegril Country Club tenía un restaurante denominado El Bife de Oro. Las reuniones bailables, tanto en el Club como en la boite, eran amenizadas por las más populares orquestas del momento: Mario Cesare, Pérez Prado, Xavier Cugat, Cab Calloway, Madriguera, entre otras.
Los juegos de cartas (bridge y canasta), así como los bingos, constituían una arraigada costumbre de la época y nucleaban a numerosos asistentes. El Club tenía dos canchas de bowling y una sala de ping-pong. Había también un parque infantil, donde personas especializadas organizaban juegos y competiciones entre los menores bajo su vigilancia.
También tenía una cancha de polo y una cancha de golf de entrenamiento de nueve hoyos (ubicada donde hoy se encuentra el campo ecuestre) diseñada por el experto Luther A. Koontz. Más tarde adquirió la cancha de dieciocho hoyos del Club de Golf Punta del Este (la actual cancha del barrio del Golf).
En su urbanización Litman construyó cientos de bungalows, como se llamó a los bonitos chalets dotados del más moderno confort de su época. Los primeros veinte, proyectados por el arquitecto Julio Aranda y construidos por la empresa de Fortunato Giovinazzo, estaban ubicados en pleno bosque, junto al Club.
Los posteriores se deben a los arquitectos Ugalde, Querejazu y Riffaud.
Sobre la avenida Roosevelt, Litman también edificó la casa que, donada al gobierno uruguayo, se convertiría en residencia presidencial de Punta del Este.
Los visitantes solían desayunar en su bungalow, y almorzar y cenar en el Club, que tenía servicio de restaurante con destacados chefs de cocina internacional. La rutina incluía actividad deportiva, baño de mar en El Grillo, reuniones bailables a la hora del té, torneos de canasta y bridge, función de cine y, para terminar, las famosas noches de Noa-Noa, la lujosa boite del Club.
En un principio los bungalows del Cantegril Country Club estaban reservados a los socios de la institución, pero luego se ofrecieron también a los turistas extranjeros. También Litman construyó el Residencial Cantegril, obra del arquitecto Xavier Querejazu, ubicado calle por medio, en un frente lateral del Club. Los apartamentos se alquilaban a los turistas, que también adquirían el derecho a utilizar las instalaciones del complejo social y deportivo.
Las instalaciones del Cantegril Country Club resultaron fundamentales para desarrollar los Festivales Internacionales de Cine organizados por Mauricio Litman.
En sus primeras décadas, el Club organizó numerosos desfiles de alta costura en los que participaron reconocidos modistos, incluso europeos, como Carvea de París o Pedro Rodríguez de Madrid.
En 1966 el Club organizó por primera vez el certamen de Reina de Punta del Este, que desde entonces se repitió cada verano con singular éxito, hasta el año 2007.
En 1967 se realizó por primera vez el concurso Reina de las Azafatas, con representantes de líneas aéreas de diversas partes del mundo, en el que resultó elegida Patty Poilsen, de American Airlines. Este evento, como también la elección de Reina Mundial del Turismo, a partir de 1970, sirvió para difundir y prestigiar la imagen del balneario en el mundo.
Aún hoy el Cantegril Country Club constituye un pilar de la infraestructura turística de Punta del Este, surgido de la genial mente de Mauricio Litman.