En realidad son dos: uno construido en 1963 y el otro en 1999. Constituyen un remarcable atractivo turístico y cultural que distingue a la región.
Pero, en realidad, “mucha agua corrió bajo el puente” antes de su existencia.
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En realidad son dos: uno construido en 1963 y el otro en 1999. Constituyen un remarcable atractivo turístico y cultural que distingue a la región.
Pero, en realidad, “mucha agua corrió bajo el puente” antes de su existencia.
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Al principio el cruce del arroyo Maldonado, a la altura de la Barra, se realizaba en bote. En 1901 el presidente de la Junta Económico-Administrativa de Maldonado Estanislao González bregaba por la colocación de una balsa que uniera ambas riberas. En 1912 se inauguró el servicio de balsa, construida por el mecánico Camilo Walter, unida a la costa por una maroma que cruzaba de lado a lado. En setiembre de 1920 el concejal Manuel D. Larrosa realizó una inspección a la boca del arroyo y pudo constatar la necesidad de proceder al arreglo del muelle de atraque de la balsa.
En 1924 el Concejo Departamental de Administración decide la construcción de una nueva balsa, para lo cual se le encomendó al jefe de la Oficina de Obras Municipales Juan Antonio Zanoni la adquisición de los materiales. Era operada por Clodomiro Cruz, a quien sucedió luego su hijo Félix. La balsa no sólo cruzaba personas, sino también carga, animales y vehículos. Pero, pese a idoneidad de los balseros, los percances eran frecuentes. Mi abuelo Cayetano Cairo Montañés tenía un taxi en la Plaza San Fernando en la década del treinta. Fue de los primeros en Maldonado. En oportunidad que realizaba un viaje a la Barra, la balsa se fue de punta, seguramente por el peso desparejo del pesado automóvil, y el vehículo cayó parcialmente al agua. Mi abuelo se negó a dejar su auto (¡que buena plata le había costado!) hasta que llegó el rescate de Maldonado. Según recuerdan mucha gente se reunió para ver como sacaban del arroyo el taxi de mi abuelo.
En 1929 la Asamblea General, a propuesta del Representante Nacional por Maldonado Juan Carlos Anfuso, decidió la construcción de un puente en la barra del arroyo Maldonado.
En 1936 la Intendencia Municipal de Maldonado construyó el primer puente, que fue de madera. Fue construido por Juan Antonio Zanoni, que era capataz del municipio. Se trató de un puente de
tablones de madera dura paraguaya (los que cimbraban al paso de los automóviles), que -por ser estrecho- sólo permitía la circulación de un vehículo a la vez. Cuando un ómnibus atravesaba el puente, los pasajeros debían previamente descender y cruzarlo caminando.
En 1946 se construyó un segundo puente, esta vez de hormigón, a cuya inauguración asistió el presidente de la República Tomás Berreta. Ese mismo año el senador fernandino Dr. Avelino Brena presentó un proyecto ante la Cámara proponiendo la canalización del arroyo Maldonado, desde su barra hasta San Carlos, para hacerlo navegable. Lamentablemente el proyecto no prosperó.
El nuevo puente tampoco debió ser muy ancho, ya que en 1953 la Junta Carolina planificó su ensanche “…con la finalidad de que puedan tener por dicho puente libre acceso los ómnibus de ONDA y de excursión…”. El segundo puente, pese a ser de hormigón, se construyó sobre pilotes de madera, que diez años más tarde colapsaron debido al teredo (molusco bivalvo que se alimenta de la madera). El puente se “fracturó” luego del paso de un vehículo el 6 de enero de 1957.
El 30 de agosto el editorial del periódico “Punta del Este” consignaba: “…La continuidad de la carretera surcada por este puente para la normal marcha del movimiento turístico esteño, es tan evidente como lo es la buena organización vial en todo el país para las actividades comerciales. La interrupción evidenciada actualmente, como si se prolongara por mucho tiempo más la construcción del nuevo puente, no es más que una prolongación a un mal que el Ministerio de obras Públicas debería caracterizar como absolutamente imposible de tolerar…”.
Lo cierto fue que, luego de ligeras refacciones, el primitivo puente de madera de 1936 fue utilizado nuevamente para el tránsito vehicular –con las limitaciones antedichas- desde 1958 a 1963. Según me cuentan lo alcancé a cruzar varias veces en brazos de mi madre, quien ejercía de maestra en la Escuela de la Barra. Para evitar problemas, en verano funcionaba una suerte de semáforo manual en cada extremo del puente, que permitía el tránsito unilateral ya que, anteriormente, muchas veces se producían desagradables encuentros vehiculares en sentido opuesto en el medio del puente.
La solución llegaría entre 1962 y 1963 con la construcción del célebre puente ondulado por el tacuaremborense Leonel Viera Ríos. Viera, que nació en 1913 y falleció en 1975, era un genio de la ingeniería, pese a no haber concluido la carrera de ingeniero. En 1956 construyó el Cilindro Municipal en Montevideo, obra que revolucionó el ambiente nacional e internacional ya que descubrió un sistema para construir el techo sin apuntalamiento ni encofrados. Su segunda obra espectacular fue precisamente el puente curvo de la Barra. Su propuesta ante la licitación formulada fue elegida por su simplicidad, bajo costo y originalidad.
Según la descripción del puente que realizó Eduardo Martínez Rovira en la revista “Vea y Lea” de Buenos Aires (24/10/1963), “…Se trató –y logró- de que en lugar de colgar el puente, fuese “todo” el puente que colgara, eliminando los elementos trasmisores del tablero a los cables y que éstos quedaran integrados en la misma estructura para comprimir el hormigón y de cimbra. Treinta y nueve cables de 42 milímetros de diámetro tendidos como cuerdas de guitarra por encima de las pilas en V hasta los macizos de anclaje, forman el alma de este galope de hormigón de dos cimas, 150 metros de tablero y un luz máxima de 90 metros, cubierto por losetas prefabricadas de 1,50 por 1,70 metros de lado y 8 centímetros de espesor apoyadas en los mismos cables, que habrá de recibir la enorme sobrecarga de 8.000 kilos por metro de tablero, determinando el aumento de flecha y distendiendo los cables hasta su posterior retiro y con él la comprensión del concreto y la inversión de fuerzas operantes… (…)…Como el procedimiento de tensado de los cables es por medio de una sobrecarga mucho mayor que la carga de servicio, se pudo estudiar el comportamiento total de las mamparas de anclajes. En este tema (1962), el Uruguay posee la única experiencia en escala de obra, lo que constituye un aporte experimental de repercusión mundial...”.
El puente, designado en 1975 con el nombre de su creador, fue inaugurado el 2 de junio de 1963, y fue realizado por la empresa Ing. Fernando Barrandegui S.A. Actuaron también como directores de la obra los ingenieros Alberto Monteverde y Julio Larbasel. Una vez más, en 1962, los operadores turísticos reclamaron sin éxito que, además de la construcción del nuevo puente, también se procediera a embalsar el cauce del arroyo Maldonado para poder habilitar el paso de embarcaciones de mayor porte.
Desde un principio, una vez concluido, el puente ondulado se convirtió en un tradicional paseo para locales y turistas, especialmente para los más pequeños, quienes se divertían cruzándolo una y otra vez.
En 1968, en ocasión de una visita del poeta chileno Pablo Neruda a Punta del Este, le dedicó un poema titulado “Al Puente curvo de la Barra Maldonado”. En el año 2002 se colocó junto al puente una estela recordatoria conteniendo el poema.
El viejo puente de madera subsistió únicamente a partir de entonces (1963) como muelle de pescadores. En la década siguiente lo inutilizó un tremendo temporal que azotó la zona. En 1964 el Concejo Departamental de Gobierno envió un mensaje a la Junta Departamental de Maldonado pidiendo autorización para designar con el nombre de “Juan Antonio Zanoni” al puente de madera, en recuerdo a quien impulsó la obra. En 1976 se construyó un nuevo muelle de pescadores en la ribera sur, que justicieramente se designó con el nombre del capataz municipal Zanoni.
Durante la década del noventa el aumento de la población turística hizo que el tránsito vehicular en la zona de la Barra colapsara. En la época estival el tránsito era lento, dificultoso y caótico. Fue así que durante las temporadas 1994-95 y 1996-97 el Ejército Nacional instaló un puente “Bayley” en el arroyo, junto al puente ondulado. “…El puente militar flotante será instalado nuevamente junto al puente ondulante Leonel Viera, procurando que las tortuosas caravanas de vehículos que en las horas pico de ida y regreso a las playas más esteñas, disminuyan en beneficio de los visitantes y lugareños. La Liga de Fomento y Turismo acordó con el Ejército nacional esta instalación contándose con el apoyo del ministerio de Turismo y la Intendencia fernandina…” (“El País”, 25/11/95).
Finalmente en 1997 el entonces Intendente Domingo Burgueño Miguel y el Ministro de Transporte y Obras Públicas Ing. Lucio Cáceres, anunciaron la decisión de construir, en forma conjunta, un nuevo puente. “…El MTOP dio a conocer ayer las características que deberá reunir el segundo puente sobre el arroyo Maldonado, prácticamente una réplica del ya existente a cuyo lado será erigido.
Se trata de una estructura denominada “funitensada”, es decir de hilo tensado, donde las cargas, a diferencia de los puentes colgantes tradicionales, no se suspenden de los cables, sino que se aplican directamente sobre ellos, otorgándosele de esa manera la forma ondulada que lo caracteriza.
Esta ha sido la innovación que lo ha distinguido a nivel internacional y por lo que se ha constituido en motivo de atracción turística en la zona de Punta del Este.
Posee tres luces o vanos, el central es de 90 m. y los laterales son de 30 m. totalizando una longitud de 150 m. entre estribos. Los cables pasan sobre dos pilas en forma de V y están anclados en dos macizos enterrados de hormigón, uno en cada margen del arroyo. Las pilas están fundadas en dados de hormigón apoyados en pilotes de gran profundidad.
La calzada de circulación vehicular posee 7,30 m. de ancho con cantero central separador.
El nuevo puente será emplazado aguas abajo y paralelo al actual, siendo la distancia entre ejes de 25 m….” (“El País”, 28/02/98).
A la licitación pública internacional se presentaron cinco empresas, resultando la adjudicataria la firma “Ramón C. Álvarez S.A.”. El proyecto fue realizado por el Ing. Alberto Ponce Delgado, interviniendo también los ingenieros Miguel Lacroze y Juan Manuel Atrio.
Finalmente el segundo puente ondulado fue inaugurado el 30 de diciembre de 1999 por el Intendente de Maldonado Camilo Tortorella y el Ministro de Transporte y Obras Públicas Ing. Lucio Cáceres.
Aparentemente los sucesores de Leonel Viera recurrieron a la Justicia reclamando los derechos de autor que les correspondían por el diseño de la estructura del segundo puente. Según el Ing. Lacroze “…el puente nuevo está hecho en base a esa idea, la forma es igual, pero desde el punto de vista de la ingeniería es totalmente distinto, es otra cosa: es un puente colgante también, pero realizado con otras técnicas.”.
Durante los años 2005 y 2006 el puente de Viera se refaccionó, luego de más de 40 años de uso ininterrumpido.
En el año 2022 se constató una falla en la estructura del segundo puente, que hizo que descendiera cerca de un metro y medio. Luego de importantes obras de refacción, se reinauguró en diciembre de 2023, librándose al uso vehicular.
Ambos puentes constituyen hoy día un punto de visita obligado de quienes incursionan en la zona, resultando verdaderas esculturas sobre el agua.