La torre del hotel L’Auberge es, sin lugar a dudas, una de las edificaciones más bonitas y emblemáticas de Punta del Este.
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La torre del hotel L’Auberge es, sin lugar a dudas, una de las edificaciones más bonitas y emblemáticas de Punta del Este.
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Fue proyectada en 1947 por el arquitecto argentino Arturo Dubourg a pedido de los señores Oscar Cademartori y Pascual Gattás, quienes concibieron la creación del tradicional barrio puntaesteño, junto al escribano J. Antonio Marta y el doctor Pedro Berro. Los urbanizadores del Barrio Parque del Golf, además de realizar plantaciones de árboles (pinos, eucaliptus, álamos y acacias), abrir calles, y lotear los terrenos, debían asegurar los servicios de luz eléctrica y agua potable de los solares. Fue entonces que le pidieron al arquitecto Dubourg que edificara “…la torre más linda que pudiera construir…”. Cuentan que el conocido y talentoso profesional “…sacó un lápiz, agarró una hoja y comenzó a dibujar una torre normanda como las que veía en Europa cuando viajaba…”. Fue así que surgió este hermoso y esbelto edificio cuya finalidad era servir de depósito de agua, o sea de tanque de aprovisionamiento, para abastecer al barrio (tarea que cumplió hasta 1960 aproximadamente).
La obra se comenzó en abril de 1947, y fue dirigida por el arquitecto Guillermo Rodríguez Reborati, perteneciente a la empresa Christiani & Nielsen S.A. El calculista responsable fue el ingeniero Eladio Dieste.
La torre es de estilo tudor y tiene 45 metros de altura.
En 1947 el arquitecto Dubourg también proyectó, junto a la torre, la construcción de un salón de té y de un pequeño hotel de dos pisos, que contaba con diez habitaciones. Fue así que, a partir de 1948, la Sra. Margaritte Jouvenau, propietaria de inmueble, puso de moda los conocidos waffles belgas (gauffres) que aún hoy se sirven en el lugar.
Luego de veinte años, la Sra. Jouvenau de Vida decidió, en 1967, vender su establecimiento, y fue adquirido por el Sr. Chaquiriand.
En diciembre de 1974 se hicieron cargo del mismo el joven matrimonio integrado por el pianista Ignacio Carrera Fernández y Cristina Chaquiriand. La razón social es Costas del Golf S.A.
En 1975 compraron la torre -que si bien era el eje del edificio- no formaba parte del salón de té ni del hotel. En 1979 se comenzaron a construir las habitaciones en la estructura misma de la torre, a cargo del arquitecto Jorge Varela López. El establecimiento aumentó entonces su capacidad a 29 habitaciones y, a 40 metros de altura, se abrió un bar que se denominó “Le Donjon”.
En el año 1991 el matrimonio Carrera-Chaquiriand concretó otra etapa fundamental: adquirió el terreno que completaba la manzana, obteniendo de esa forma una superficie total de 10.000 metros cuadrados. Decidieron entonces aumentar la capacidad locativa y de servicios del establecimiento; seleccionando el anteproyecto del arquitecto uruguayo Eduardo Álvarez. Fue así que la empresa puntaesteña Norte Construcciones construyó un nuevo pabellón de habitaciones, piscina, barbacoa y se replanteó todo el parque. La obra se realizó con un gran respecto por el estilo del arquitecto Arturo Dubourg, de tal forma que parece que hubiera existido siempre.
Actualmente el hotel posee 36 habitaciones exquisitamente decoradas. También cuenta con una sala de congresos, restaurante y el tradicional salón de té.
En el hotel, especialmente en sus espléndidos jardines, se realizan eventos sociales y culturales de relevancia (en los últimos años, durante la temporada de verano, se llevan a cabo magníficos conciertos del Mozarteum).
El 5 de diciembre de 1990 visitó L’Auberge el entonces Presidente de los Estados Unidos George Bush, quien mantuvo un desayuno de trabajo con su par uruguayo el Dr. Luis Alberto Lacalle. El primer mandatario norteamericano se mostró muy interesado en conocer la historia del hotel y, sobretodo, de degustar sus conocidos waffles.
Antes como ahora “…la Torre del Agua se levanta orgullosa sobre la marea de pinos del Barrio del Golf. Es como un atalaya del que se divisa un panorama del mar y floresta de inigualable grandeza paisajística. Con su color lacre señala a los veraneantes la existencia de “L’Auberge”, un parador y salón de té, con reconocidos créditos en la comarca, por sus dorados waffles empapados en jalea o en miel. Con el Otoño, la Torre del Agua, se torna en un punto de referencia inevitable para los turistas que llegan en marzo al balneario.” (suplemento “El Día”, 4 de marzo de 1970).
L’Auberge constituye un edificio significativo y tradicional que enriquece el paisaje de uno de los barrios más bonitos de Punta del Este.