Cada 13 de diciembre se conmemora el aniversario del combate naval de Punta del Este, que tuvo como protagonistas al acorazado alemán ADMIRAL GRAF SPEE y a los cruceros británicos EXETER, AJAX y ACHILLES. Dicho combate ocurrió frente a nuestras costas y se trató de un episodio relevante de la Segunda Guerra Mundial. La batalla del Río de la Plata representó una verdadera tragedia para decenas de hombres que perdieron la vida en ella.
Todo comenzó el 21 de agosto de 1939 cuando el acorazado de bolsillo ADMIRAL GRAF SPEE, comandado por el capitán Hans Langsdorff, partió del puerto alemán de Wilhelmshaven sin destino conocido. Se trataba de un barco de guerra construido en 1934, bajo las limitaciones impuestas a Alemania luego de que perdiera la Primera Guerra Mundial (no podía construir naves con un desplazamiento mayor de 10.000 toneladas). Junto con el DEUTSCHLAND y el ADMIRAL SCHEER, al declararse la guerra, tenía la misión secreta de destruir todo barco mercante enemigo, desorganizando de esa forma su abastecimiento. También cambiaba continuamente su posición, para aumentar la confusión del enemigo. Esta estrategia obligó a las Fuerzas Aliadas a movilizar nueve grupos navales de guerra, con un total de 24 unidades pesadas, entre acorazados, portaaviones y cruceros.
Precisamente, los ingleses concentraron una escuadra en las cercanías del Río de la Plata, desde donde provenía un buen número de barcos cargados con carne y granos que abastecían Europa. La División Británica Sudamericana estaba dirigida por el Comandante Henry H. Harwood; y su misión era vigilar el tráfico marítimo desde Pernambuco hasta el Río de la Plata. Harwood era habitué de Punta del Este.
Comenzada la guerra en setiembre de 1939, el ADMIRAL GRAF SPEE recibió órdenes del Alto Mando Naval Alemán de cumplir su siniestra misión. Fue así que el 30 de setiembre cobró su primera víctima: un carguero inglés llamado CLEMENT apresado a 75 millas de la costa de Pernambuco (Brasil). Desde esa fecha hasta el 7 de diciembre, el GRAF SPEE apresó y hundió nueve barcos en el Atlántico Sur y en el Océano Indico. Estos fueron: el Clement, el Newton Beach, el Ashlea, el Huntsman, el Trevenion, el Africa Shell, el Doric Star, el Tairoa y el Streonshalh. Los capitanes eran tomados prisioneros y las tripulaciones abandonadas en los botes del propio barco o transferidos a bordo del buque tanque aprovisionador de combustible ALTMARK (que finalmente quedó en el puerto de Montevideo, designado con el nombre de Takoma).
El capitán Langsdorff, luego del hundimiento del carguero británico STREONSHALH cargado con trigo y proveniente de Montevideo, puso proa al Río de la Plata, ya que muchas naves salían del estuario.
El día 13 de diciembre, alrededor de las 6 de la mañana, desde el acorazado alemán se avistaron los mástiles de un navío, resultando ser los del EXETER. Posteriormente se avistaron el ACHILES y el AJAX, dichos encuentros se produjeron a unas 280 millas de la isla de Lobos. El capitán Langsdorff pensó que eran destructores en lugar de cruceros livianos (¡grave error!) y que seguramente protegían a un convoy mercante que salía del Río de la Plata. El capitán Bell del EXETER logró acaparar sobre sí la completa artillería alemana, permitiendo que el AJAX y el ACHILLES se acercaran al GRAF SPEE para herirlo de muerte. El EXETER recibió siete impactos directos, además de la caída y el estallido próximo de muchos proyectiles enemigos, que le produjeron grandes daños y 54 muertos. Por su parte el GRAF SPEE recibió también gran cantidad de impactos, causándole 36 bajas y más de 60 heridos. El navío alemán presentaba daños de consideración, por lo que el capitán Langsdorff decidió internarse en el Río de la Plata y entrar al puerto neutral de Montevideo.
El acorazado fue seguido de cerca por los navíos ingleses, manteniendo fuego cruzado.
En Punta del Este y Maldonado, los vecinos reaccionaron con incredulidad y asombro, ya que pudieron sentir los cañonazos, percibir los fogonazos y ver columnas de humo sobre el horizonte.
¡ La guerra había llegado a nuestras costas !
Sir Millington Drake, por entonces representante de Inglaterra ante nuestro gobierno, autor del libro “El Drama del Graf Spee y la Batalla del Río de la Plata” describió así el pasaje de los barcos por nuestras costas: “…Al anochecer los residentes habrían de presenciar un espectáculo extraordinario: un acorazado de bolsillo a unas 5 millas de la costa dirigiéndose a toda máquina hacia
el puerto de Montevideo con los cruceros livianos británicos que aparecieron poco después persiguiéndolo y pasando por dentro de la Isla de Lobos, es decir, a sólo 2 o 3 millas mar adentro. Este espectáculo continuó a lo largo de la costa mientras anochecía, de tanto en tanto viéndose los fogonazos de los cañones cada vez más nítidamente a través del crepúsculo…”.
El trágico destino del GRAF SPEE fue eficazmente delineado por la diplomacia inglesa: el Gobierno Uruguayo concedió al acorazado un plazo de 72 horas de permanencia en el puerto de
Montevideo. El capitán Langsdorff, ante lo exiguo del tiempo concedido y la imposibilidad de realizar las reparaciones de su nave, el 17 de diciembre levó anclas del puerto y frente a las costas montevideanas hizo explotar al poderoso acorazado alemán frente a una multitud sorprendida y silenciosa que lo seguía atentamente desde la orilla.
La guerra siguió su curso; al Uruguay, y en especial a Punta del Este y a Montevideo, les comprendió la dudosa distinción de participar en un episodio de la Segunda Guerra Mundial.
El ancla del GRAF SPEE se exhibe en el extremo más austral de Punta del Este.