En el año 2018, luego de una remodelación total se reinauguró el tradicional parque El Jagüel. Se caracteriza por ser un parque inclusivo con acceso gratuito, con espacios verdes y juegos recreativos para los más pequeños.
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En el año 2018, luego de una remodelación total se reinauguró el tradicional parque El Jagüel. Se caracteriza por ser un parque inclusivo con acceso gratuito, con espacios verdes y juegos recreativos para los más pequeños.
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Pero la historia del parque se remonta a más de un siglo atrás, cuando la Junta Económico-Administrativa de Maldonado –presidida por Estanislao González- decidió, el 26 de junio de 1900, la
creación de un “bosque municipal” en una fracción de terreno municipal existente en el denominado Rincón de San Rafael. Se trataba de una enorme superficie fiscal de 104 hectáreas ubicada al sureste de la ciudad de Maldonado donde los vecinos hacían pastar –en común- su ganado. El objetivo del gobierno departamental fue la de formar un bosque artificial con distintas especies de rápido crecimiento para evitar el avance de las arenas desde el Este, y también para obtener una renta por la explotación de la madera y la leña. Ese mismo año -1900- se destinaron 20 hectáreas para el inicio de la plantación. Fue así que se plantó álamo criollo, álamo carolina, sauce mimbre y eucalipto. Se recibieron generosas donaciones que fueron las que permitieron iniciar las plantaciones. El propio presidente de la Junta Estanislao González donó un almácigo de aproximadamente 100.000 plantas de eucalipto, el vecino del paraje Las Cañas Juan B. Dutra donó 80.000 estacas de álamo carolino y criollo, así como de sauce mimbre y criollo. En febrero de 1902 la prensa de la época demostraba el avance del bosque municipal: “…Llama justamente la atención de todas las personas que visitan el Bosque Municipal de Rincón de San Rafael, la prodigiosa cantidad de arbolitos de diversas especies que en él crecen con vigor extraordinario (…) Una de las especies de árboles que predomina en ese plantío por su cantidad y desarrollo es el eucaliptus, que según opinión de personas autorizadas es una de las especies más apropiadas para el cultivo en los terrenos arenosos, siguiéndole por su orden el pino marítimo, el tamariz gálica, el álamo blanco, la acacia, el álamo de la carolina, la casuarina y muchas otras…” En 1903 el bosque se amplió ocupando mayor superficie, incluso el Departamento de Ganadería y Agricultura de Montevideo remitió 5.000 estacas de plátanos. Veinte años después se reclamaba una dirección técnico-profesional adecuada para atenderlo, ya que la buena voluntad de los concejales resultaba insuficiente. En enero de 1929 quedó librado al uso público el camino que unía Punta del Este con el bosque municipal, lo que facilitó la concurrencia de los turistas. El proyecto era del intendente Orlando Pedragosa Sierra, quien por razones financieras no pudo concretarlo. Finalmente la Asamblea Representativa designó el camino con su nombre.
En 1937 se formó la Comisión pro Embellecimiento del Parque Municipal, con la finalidad de dotarlo de infraestructura de recreación. Así, se planeó construir “…canchas de tennis, basket-ball y bochas, un rincón infantil con aparatos de entretenimientos y solaz de niños, jardines, rosedal, etc….” (Archivo de Prefectura, legajo 1937). Finalmente la Intendencia construyó un hermoso rosedal con diversas especies, un pequeño parque zoológico y una plaza de deportes para niños. También se construyó una pajarera en la que se podían admirar centenares de palomas mensajeras. En 1939 se agregaron una cancha de tenis, más jardines, nuevas avenidas con afirmados mejorados y se instaló el servicio de alumbrado eléctrico.
En 1938 el hotelero Américo Clauser (era propietario del hotel Central de Punta del Este) instaló en el bosque o parque municipal un bar y confitería que bautizó con el nombre “El Jagüel”, y también un tambo muy bien montado. La palabra amerindia “jagüel” significa abrevadero. Desde entonces ese nombre fue el que primó para el parque, y llegó hasta nuestros días. En 1939, el nuevo concesionario señor Coalla construyó el edificio aún existente.
En los años siguientes, el bosque municipal fue un paseo obligado de locales y turistas. La Intendencia acondicionó una parte del parque como teatro al aire libre, denominado Las Madreselvas, donde se realizaban conciertos y se representaban obras de teatro. Según la revista Turismo en el Uruguay No. 48, editada en la década del cuarenta del siglo pasado, “…en el escenario natural del bosque de Punta del Este, se desarrollan conciertos de singular jerarquía, que cuentan con la presencia de numeroso y variado público (…) La multitud, mejor que en una sala, echada sobre la arena, a la sombra cordial del árbol, escucha religiosamente sobrecogida ante el espectáculo de la sublime belleza que entrando por los oídos la levanta a altísimas esferas…”.
La Intendencia también abrió nuevas sendas, construyó una pista de patinaje y pérgolas –denominadas kioscos- donde los visitantes podían almorzar. También en el lugar se instalaron los alquiladores de caballos.
En 1960, utilizando parte de las tierras del parque –precisamente donde se ubicaba el teatro Las Madreselvas-, se construyó el aeródromo El Jagüel. Se trató de una remodelación y una ampliación, ya que en el lugar anteriormente existía una pista para avionetas deportivas. En 1961 comenzó a construirse un pueblo obrero, denominado Kennedy, en lo que era el tambo del parque, donde se instalaron 30 familias. Lamentablemente, rápidamente se convirtió en un barrio humilde sin posibilidades de progreso. Finalmente el parque quedó circunscripto a 65 hectáreas.
A principios de la década de los ochenta, el entonces director de Parques y Jardines, Nelson Cocoi Méndez, y el funcionario municipal Nery Eguren, comenzaron a tallar grandes animales de madera para entretenimiento de los niños. Sin proponérselo, formaron un maravilloso zoológico de madera. Más tarde se animaron a hacer carretas, trencitos, fuertes, carpas indias y puentes. Así se conformó el primer parque infantil de juegos de madera de Sudamérica, con más de 180 juegos. Al principio de los noventa se construyeron nuevos juegos de yeso y fibra.
Felizmente ya en este siglo, la Intendencia y el Municipio de Punta del Este decidieron realizar una fuerte inversión en el tradicional parque. Fue así que mediante licitación adjudicada a la firma Ricardo Sposto se adquirieron y colocaron nuevos juegos de madera; asimismo se remodeló la iluminación del parque, la caminería y los gabinetes higiénicos. Entre los juegos infantiles se destacan: escaleras de cuerdas, trepadores, rampas con baranda, túnel techado, hamacas, toboganes, puente colgante, pirámides trepadoras, un tren de dos vagones y dos juegos adaptados para sillas de ruedas, entre otros. También se colocaron 40 bancos de plaza. Incluso en el lugar funciona el Centro de Interpretación de Punta del Este, recogiendo objetos históricos del balneario.
Se trata de una obra de destaque y disfrute para nuestra gente, y que, felizmente, revitaliza un paseo tradicional de la zona.